EUROPA
PRESS
25 julio
2016
Seguro que alguna vez has oído hablar de la importancia del índice
de masa corporal (IMC), pero ¿sabes cuál es el tuyo? Esta medición indica si
una persona está en su peso ideal en función de su altura o presenta cierto
sobrepeso u obesidad. Pero más allá de eso, también puede tener otras
connotaciones para la salud ya que nos puede alertar de un mayor riesgo de
enfermedades.
Su
cálculo es bastante sencillo, ya que consiste en dividir tu peso en kilos entre
la altura en metros al cuadrado (kg/m2). Una vez obtenida la cifra, la
siguiente pregunta que nos surgiría es si debemos preocuparnos o estamos dentro
de un rango normal.
Para
ello, se ha establecido que un IMC normal es aquel que se sitúa entre los 18,5
y 25, mientras que entre un 25 y 30 se consideraría sobrepeso y por encima de
30 pasaría a ser obesidad. Y si ni siquiera se llega a los 18,5 puntos, habría
que preocuparse igualmente al presentar un peso bajo.
No
obstante, según explica Robert H. Shmerling, de la Harvard Medical School
(Estados Unidos), como cualquier otro indicador sobre salud, el IMC tampoco es
una prueba perfecta ya que puede verse alterado en caso de embarazo o de
presentar una masa muscular elevada, lo que hace que no se tenga tan en cuenta
en niños o personas mayores.
En
términos generales, explica este experto en un artículo en la página web de la
institución, cuanto mayor sea el IMC más riesgo hay de desarrollar determinadas
enfermedades relacionadas con el aumento de peso como la diabetes, la artritis,
enfermedades del hígado, varios tipos de cáncer (mama, colorrectal o próstata),
hipertensión arterial, colesterol elevado o apnea del sueño).
No
obstante, este único indicador no puede utilizarse como un medidor de la salud
o el estado físico de una personal, ya que "no indica la presencia o
ausencia de enfermedad" y es tan sólo indicador del tamaño de una persona.
De
hecho, hay muchas personas que tienen un alto IMC y están sanos y, por el
contrario, también hay muchos que lo tienen normal y no presentan un buen
estado de salud. De hecho, alguien con un IMC normal que fuma y tiene
antecedentes de enfermedad cardiovascular en su familia tiene más riesgo de
morir precozmente por estas patologías que alguien con un índice elevado pero
está en forma física y no fuma.
Además,
ha añadido Shmerling, luego está la "paradoja de la obesidad" ya que,
pese a ese mayor riesgo de numerosas patologías, se ha visto que quienes tienen
un IMC más elevado suelen vivir más tiempo.
¿Hay que dejar de darle importancia?
En
virtud de estas dudas, un estudio de la Universidad de California en Los
Ángeles (UCLA) analizó recientemente la conveniencia de utilizar únicamente el
IMC como marcador de la salud cardiovascular y vieron que no era del todo
recomendable.
Entre
otras cosas, según publicaron en la revista 'International Journal of Obesity'
porque casi la mitad de los que se consideran con sobrepeso según su IMC tenía
un "perfil cardiometabólico" saludable gracias a unos niveles
normales de glucosa en sangre, colesterol y presión arterial.
Los
autores lamentaron la "inexactitud" del IMC ya que sirve para
"etiquetar" erróneamente a millones de personas como poco sanas
cuando en realidad lo están más que otros que, según este indicador, tienen un
peso saludable.
"Como
medida única el IMC claramente no es una medida perfecta sobre la salud. Pero
sigue siendo un punto de partida útil para saber el riesgo de enfermedad de una
persona a partir de su sobrepeso u obesidad. Es bueno saber tu IMC, pero
también es importante conocer sus limitaciones", ha reconocido este
experto.